Los clientes, los medios y la categorías de consumo han cambiado. Las emociones no, pero la forma de activarlas sí.
Hoy, el marketing y la publicidad experimentan cambios revolucionarios relacionados con la naturaleza de los medios de comunicación, el comportamiento de los consumidores y el papel de la inteligencia artificial en el mundo de los negocios. Sin embargo, las emociones siguen siendo uno de los factores más influyentes en la relación marca-consumidor. La razón: el hombre no dejará de sentir, y sus decisiones siguen siendo persuadidas por sentimientos tanto positivos como negativos.
No obstante, hay aspectos esenciales que actúan como detonantes de las emociones en los consumidores de hoy: el cambio climático, la relación con los animales, la inclusión y el valor del tiempo. No se trata de fingir una preocupación por el medio ambiente, sino de demostrarlo. Las mascotas ya no son vistas como un animal doméstico, sino como un miembro más de la familia con necesidades igual de demandantes. Los hogares tradicionales ya no representan a las mayorías, y las categorías de consumo como vivienda y educación pasaron a un segundo plano para fortalecer otras como el entretenimiento, el turismo y el bienestar. Una gran parte de la población mundial cambió su cosmovisión después de la pandemia, y el concepto de éxito para muchos ya no se centra en el desarrollo profesional y en el hogar perfecto, por lo que todo lo que le permita vivir el hoy logra conectar realmente con las emociones de los nuevos consumidores.
Las emociones positivas más empleadas por la publicidad, como la alegría, la sorpresa, la felicidad y el amor, siguen siendo en esencia las mismas. Lo que se ha transformado es lo que las activa conforme a los nuevos intereses sociales y económicos de los consumidores. En el pasado, el logro del trabajo perfecto, el amor ideal y una apariencia agradable eran los detonantes que guiaban las emociones hacia un objetivo de compra o fidelización.
Para poner en práctica el entendimiento de estos cambios, cada marca tiene, en primer lugar, la compleja pero fascinante labor de conocer a su nuevo consumidor, con mucho detenimiento y con un método de por medio, para poner en juego todas las variables que encuentre. Las necesidades y deseos de un cliente en turismo serán muy distintas a las que experimenta uno en seguros, por lo que la personalización de mensajes y experiencias se vuelve mucho más importante para todo tipo de sectores.
Las emociones siguen siendo definitivas; los detonantes de estas se diversificaron y se multiplicaron. Ahora la tarea consiste en documentar, interpretar y darles nuevos significados para volverlas a conectar.
Por Diego Jiménez
Publicado en COPU https://www.revistapym.com.co/articulos/opinion/60721/diego-jimenez/70064/la-compleja-relacion-de-la-ia-y-el-marketing